No existe el Estado benefactor. Lo que existe son hombres que deciden por razones ideológicas, electorales, de intereses personales o grupales, beneficiar a determinados sectores de la sociedad, lo que invariablemente perjudica al resto. Siempre pasó y seguirá pasando, por el poder dominante de los funcionarios del Estado que deciden a quienes dan y a quienes quitan.
A mediados del siglo pasado, se instaló en nuestro país como prioritario, el pensamiento del Estado benefactor del pueblo, “desde la cuna a la tumba”, que produjo en sesenta años el estancamiento económico y social, reflejado en todos los índices de comparación mundial. La explicación es sencilla: el sistema es de suma cero, dando a unos lo que quitan a otros.
Para beneficiar al pueblo debe dársele libertad en su creatividad y premiar sus esfuerzos en producir más bienes, prestar mejores servicios y capacitarse. Es el camino natural y no requiere la intervención estatal. Lo que si necesita es que el Estado no intervenga entorpeciendo o limitando su labor.
En abril del 2008 la producción agropecuaria, reconocida como líder en creatividad y tecnología, fue atacada. El pueblo, inexorablemente sufrirá.
Siempre existirán personas desamparadas por causas físicas, sociales o imprevisibles. Muchas son atendidas por organizaciones solidarias. El Estado tiene la responsabilidad de apoyarlas, no de remplazarlas.
21/05/2008
Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
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