viernes, septiembre 02, 2005

Riqueza y Educacion

Argentina hace 100 años brillaba en el mundo por su nivel educativo, cultural y científico. Era un país rico, convocaba a las más eminentes inteligencias y forjaba sobresalientes pensadores y científicos. Ahora ese nivel está en franco deterioro. En los últimos 60 años el populismo, el socialismo y la corrupción la empobrecieron. Machacar en esa historia es llorar sobre la leche derramada.
Educación, cultura, avances científicos y nuevas tecnologías requieren inexorablemente enormes inversiones, tanto para cubrir las necesidades presentes como para las futuras. Solo son posibles esas inversiones si el país y sus habitantes disponen de la riqueza y capitales necesarios para realizarlas. Con más del 70% de la población empobreciéndose día tras día, es una ficción declamar que la educación puede mejorar.
El gobierno, con sus políticas populistas estatizantes, penetradas de corrupción, va en contra de la formación de capital, de la riqueza de sus habitantes y de la inversión en educación, y nos acerca a los países más atrasados de África y latinoamérica.
Es un círculo vicioso: sin riqueza e inversión no es posible la educación y sin educación no es posible la riqueza del pueblo. El cambio debe ser de 180 grados.

2/9/2005
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
Segundarepublica@fibertel.com.ar

Centro Segunda Republica
Tel.: 4815-8584

martes, agosto 30, 2005

Gobierno Federal

Según la Constitución, la Nación Argentina adoptó para su gobierno la forma federal. Desde su establecimiento, hace más de 150 años, las atribuciones concedidas al Gobierno federal, ampliadas en las reformas de 1957 y 1994 hicieron desaparecer la forma federal, convirtiéndola en una forma unitaria. No importa debatir las razones o sinrazones que derivaron en el unitarismo.
El resultado es que el Gobierno federal se inmiscuye en todas las actividades de las provincias, sus municipios, sus habitantes, sus economías, su cultura, su salud, su educación, su medio ambiente, etcétera. Duplica e interfiere costosamente en organismos ya existentes en los Estados provinciales. Para hacerlo, usa las facultades constitucionales y fundamentalmente el manejo de los dineros públicos, distribuidos arbitrariamente con sentido electoral, por los que detentan el poder federal.
Las atribuciones propias, exclusivas e indelegables del gobierno federal son: las relaciones exteriores; la defensa armada de la Nación; controlar el cumplimiento de la Constitución y disponer de su propia hacienda con recursos aportados por las provincias. Las atribuciones relacionadas con la vida y quehacer de los habitantes del territorio nacional, deben restituirse a los Estados provinciales y sus municipalidades.

30/8/2005
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
Centro Segunda Republica
Tel.: 4815-8584