viernes, febrero 09, 2007

Guerra Religiosa II

Hay fundamentalistas occidentales que expresan que el conflicto existente entre occidente y el islamismo tiene una raíz religiosa, con visiones incompatibles, ya que los occidentales priorizan la libertad de pensamiento, incluso antirreligioso, y el Islam no lo permite. Algunos personajes designados como intelectuales adhieren a este destemplado y violento concepto ignorando la natural evolución del ser humano, islámico o no.
Salvo excesos tribales, la lapidación de la adúltera practicada hace dos mil años, no es norma en los países islámicos, como tampoco la mutilación sexual de la mujer; la teocracia o una poderosa fuerza religiosa es aceptada en algunos países occidentales o islámicos, pero no en todos los islámicos; la libertad de expresión y la intervención de la mujer en la vida pública, crece en los islamitas. Es la lenta evolución de las sociedades, más compleja para los islámicos, que hasta hace pocos años estuvieron dominados por países occidentales, que les dejaron un hondo resentimiento.
Los islámicos, que fueron luces en los avances de la civilización, en las artes, en la literatura y en la poesía, son como nosotros, los occidentales. No hay diferencias humanas.
Si no se comprende y acepta esta realidad, el camino está abierto para los fundamentalistas occidentales.

9/2/07
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar

N.B.: se autoriza su difusión.

miércoles, febrero 07, 2007

Guerra Religiosa I

GUERRA RELIGIOSA - I

El conflicto de Palestina, la intervención en Afganistán, la guerra de Irak, las violencias en países africanos y algunos asiáticos, el enfrentamiento hasta ahora diplomático con Irán, están configurando un panorama de crisis que se visualiza como religiosa. Los pueblos islámicos están fuertemente condicionados por el temor que el avance del poder religioso cristiano y judío, ataque y viole sus creencias, valores morales y derechos. No olvidan los excesos cometidos durante las cruzadas y los siglos de imperialismo.
La civilización occidental con base cristiana, aparece como la impulsora de esta confrontación, aun cuando la inmensa mayoría de los que la componen repudian el pensamiento de luchas religiosas; las consideran tragedias del pasado y de ninguna manera aceptarán su repetición.
Sin duda intervienen en el conflicto temas políticos y de poder tanto en los occidentales como en los islámicos, pero el gran obstáculo es la percepción del pueblo islámico que lo toma como confrontación de religiones, se siente agredido y que da y dará su vida en la defensa de sus creencias. El peligro es que el enfrentamiento, teñido de religiosidad, tienda a ser planetario, y que si se desata, habrá más odio y no habrá un vencedor.
Para defender la concordia en nuestro mundo, y que mejoren los pueblos, las religiones deben ser apartadas del conflicto.

7/2/2007

Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar

N.B.: Se autoriza su difusión.

lunes, febrero 05, 2007

Impuestos

En el excelente libro del Dr. Antonio I. Margariti titulado “Impuestos y Pobreza” (Fundación Libertad-Rosario) se destacan opiniones que reproducimos. “Toda tributación sobre ingresos y patrimonios personales constituye una forma de trabajo forzado, porque significa que hay que trabajar de más para entregarle dinero al gobierno” (R. Nozik – Harvard). “Si los impuestos vuelven al pueblo, como ustedes dicen, ¿para que los cobran?” (Slogan en el parlamento europeo). “Los impuestos directos e indirectos terminan incorporados al precio que paga el consumidor” - rico, pobre o indigente (Margariti).
Las opiniones transcriptas son de sentido común, y no se requiere ser un premio Nóbel en Economía para comprenderlas.
Franklin Roosevelt, político socialista y estatizante acuño la frase “los impuestos son el costo de vivir en sociedad” e inició un gigantesco programa estatal de obras, para superar la crisis de los años treinta. Solo la superó cuando su país entró en la guerra. Adolf Hitler hizo lo mismo, con autopistas e industria bélica. Fue el trágico destino de los impuestos pagados por el pueblo.
Los impuestos siempre crecen, empobreciendo a los ciudadanos. Para los políticos y sus adláteres corruptos que los propician, son fuente de poder y riqueza. La expresión “distribución justa de la riqueza” es una farsa.

5/2/07
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar