jueves, julio 30, 2009

LAS CUENTAS FISCALES

Cuando se propone disminuir la presión impositiva para fortalecer la economía, absorber la desocupación, aumentar la producción de bienes y servicios y crecer en las exportaciones, que son factores condicionantes de la prosperidad del país y la mejora de la calidad de vida de la ciudadanía, el automático rechazo conceptual se expresa con la frase “no se puede desfinanciar al Estado dado la inflexibilidad del gasto público”.
El Estado es un barril sin fondo, su potencial de dilapidar recursos es ilimitado, y después de despilfarrados, se denominan gastos inflexibles. Nadie exige la baja del gasto público para equilibrar las cuentas fiscales.
En el presupuesto del año 2009, se prevé gastar decenas de miles de millones de pesos:- en subsidios a empresas privadas;- en obras públicas postergables, mal contratadas y algunas con sobreprecios escandalosos;- en gastos superfluos, incorporación de personal y contratados por amiguismo, proliferación de ministerios, secretarías, oficinas públicas y burocracia que traban el trabajo de los argentinos;- en pagar las pérdidas que diariamente acumulan las empresas del Estado;- en cubrir con impuestos el déficit de la Anses, sistema quebrado actuarialmente, que es una mega estafa a los jubilados y que se convertirá en una deuda social impagable.
Hay que ajustar el gasto estatal para posibilitar la prosperidad nacional.

30.07.09


Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
http://segundarepublica.blogspot.com/

NB: Valoramos recibir su opinión.

martes, julio 28, 2009

Distribuir la riqueza

No hay otra forma de distribuir la riqueza en la población, que elevar la remuneración de los empleados, que son el cien por ciento de la población económicamente activa. La remuneración debe cubrir las urgencias de vida, las espirituales, psíquicas y morales y, permitir que el empleado pueda ahorrar para su futuro y el de su grupo familiar. No hay otra alternativa.
¿Qué se hizo hasta ahora? El Gobierno Federal después de la irracional devaluación del 2002, que empobreció a la población destruyendo el poder adquisitivo salarial, en acuerdo político con la corporación sindical, impuso que los ajustes de remuneraciones debían ser establecidos compensando el proceso inflacionario con los falseados índices del Indec, con lo que se mantuvo el nivel de empobrecimiento ciudadano.
Solo se pueden elevar las remuneraciones creando riqueza. Para hacerlo se requieren inversiones privadas, que generen oportunidades de empleos elevando salarios, que se incremente la producción de bienes y servicios y que se exporte a un mercado mundial necesitado de nuestros productos.
No es magia, es sentido común. El Gobierno Federal debe facilitar las inversiones privadas y destrabar las exportaciones y se producirá la natural distribución de la riqueza. La inversión privada se beneficia con la mejora y capacitación de los empleados, no con mantenerlos en la pobreza.

28.07.09

Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
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