miércoles, octubre 01, 2008

Salarios de pobreza

El Estado ha sido creado y es aceptado por la sociedad para que defienda sus valores culturales y permita a sus habitantes mejorar sus condiciones de vida materiales, intelectuales y espirituales. La experiencia argentina de las últimas seis décadas fue la perversión de los valores culturales, el empobrecimiento de la población y la persistencia de enfrentamientos sociales.
Más del sesenta por ciento de la población está empobrecida: asalariados, trabajadores en negro, desocupados y jubilados. El Gobierno consiguió que los indigentes vivan como ratas y duerman en las veredas. Gobierno y Corporación Sindical cínicamente disponen aumentos de sueldos compensatorios del índice de inflación, que equivale a mantenerlos en la pobreza, pero como el índice es falso, el empobrecimiento es mayor. El panorama es atroz, sin perspectivas de cambio y con crecientes conflictos.
Hay un solo camino para salir del empobrecimiento ciudadano: fortalecer a la empresa privada para que invierta en la producción, absorba la desocupación y aumente los salarios reales por arriba de la inflación. Todas las condiciones del país están dadas para hacerlo, pero los que tienen el poder no lo harán porque perderían los privilegios ilegítimos de que gozan.
Para el bien de los argentinos, debe terminarse con la autocracia del gobierno y quitarle poder financiero a la corrupta corporación sindical.

01/10/2008


Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar


N.B.:Se autoriza su difusión

lunes, septiembre 29, 2008

Hipotecando las próximas generaciones


Los ferrocarriles argentinos los construyeron ingleses y franceses. Se negociaron las condiciones de la concesión y se construyó la más extensa red de Sudamérica. La inversión se hizo con capital de riesgo, y los accionistas de las empresas obtenían la renta de su inversión. El pueblo argentino no pagó la construcción, y disponía de un servicio del mejor nivel mundial.
Después vino la ideología que el ferrocarril era un tema de soberanía nacional y se estatizó. Pasaron los años y el Estado terminó destruyendo la estructura ferroviaria, el pueblo debió pagar con impuestos las desastrosas pérdidas anuales, sufrir el calamitoso servicio de transporte público y convertir la soberanía nacional en un proceso de degradación ciudadana.
El proyecto del “tren bala” no se sabe cuanto costará en dólares y menos aún su costo en pesos por la inflación, cuanto deberá pagar la población en impuestos por su construcción y las pérdidas que arroje su explotación. Es un convenio de construcción de obra y financiación sin riesgo para el constructor.
Estatizar Aerolíneas Argentinas y aumentar la deuda pública repite el proceso de hipotecar el futuro y de degradación ciudadana. El Estado es un organismo enfermo, sigue creando empresas estatales que no sabe administrar ni controlar y las pérdidas se cubren con impuestos que paga un pueblo empobrecido. La irresponsabilidad política es la constante.

29/9/2008

Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar


N.B.:Se autoriza su difusión