miércoles, julio 23, 2008

Votación del 17 de julio de 2008

El Congreso Nacional rechazó el proyecto de ley enviado por la Presidenta ratificando las Resoluciones Ministeriales que establecían impuestos (retenciones) en violación a la Constitución.
La Presidenta, su marido y los cercanos al poder, consideraron el tema una prioridad política con los más diversos argumentos. Hubo una cacería de votos de legisladores, con presiones y contraprestaciones. Se pretendió cambiar la opinión pública, difamando a los opositores. Nada sirvió.
Los medios de comunicación suponen que la Presidenta parece vivir en otro país. Están equivocados. Ella sabe el Poder que continúa teniendo y que todos temen derrocarla. La defienden el poder del presidencialismo de la Constitución, el centralismo político y económico, la destrucción del federalismo y la ficción de representación del pueblo. En los años que faltan, muchas astucias, dobleces y perfidias le pueden ser exitosas.
En el sistema parlamentario, un rechazo del Congreso a una iniciativa del Jefe del Ejecutivo, produce automáticamente su renuncia, y la designación de un reemplazante. El orden institucional se mantiene sin alteraciones. La gran diferencia con el sistema presidencial es que el Ejecutivo tiene que ajustarse a lo que resuelve el Parlamento, el que controla su cumplimiento.

23/07/08

Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar

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lunes, julio 21, 2008

Inversión privada o estatal

No existe posibilidad de progreso social si no hay inversión de capitales para cubrir las necesidades de la sociedad en bienes, servicios, investigación, tecnología, salud, educación, etc. Es una preocupación de todos los países, incluidos los más ricos y adelantados del mundo.
Invertir no es un tema político: es un requisito ineludible para atender las siempre crecientes demandas de la sociedad en el presente y proveer a las futuras. El comunismo chino, así lo entendió, priorizando la inversión privada y sacó de la miseria a trescientos millones de habitantes.
La inversión exige eficiencia en servicios y costos. La inversión privada debe ser eficiente, o termina desapareciendo por quiebra, salvo que esté sostenida por el crimen organizado o por el Estado.
El Estado argentino es un organismo enfermo, y es una ficción pretender eficiencia en sus inversiones, sus servicios o sus costos. Como el Estado no quiebra, las pérdidas por ineficiencia son ocultadas y se compensan aumentando impuestos. Las pérdidas de las nuevas empresas estatales creadas y de las reestatizadas en los últimos años, deberían señalarse como escándalos públicos.
Una economía ineficiente hunde a la población en la pobreza y el desamparo. La prosperidad del pueblo depende de la empresa privada.

21/07/08
Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar


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