viernes, mayo 28, 2010

CULTURA ANTIEXPORTADORA

Cuando Argentina era un exportador importante (2,8% del total mundial), los salarios eran de los más altos del mundo, venían a trabajar millones de inmigrantes y el país era rico. Hace 65 años se denigró la cultura exportara, culpando a “la agro exportación”, de las desigualdades sociales, que terminó afectando a todo lo exportable. El ataque lo iniciaron universitarios, y lo propagaron políticos, y corporaciones gremiales.
En el año 2010, los resultados son: salarios bajos, las exportaciones cayeron al 0,4% del total mundial, la inmigración se convirtió en emigración, la producción se estancó (en 1950 el stock ganadero era de 50 millones de cabezas, superior al de Brasil; hoy tenemos el mismo stock y el de Brasil subió a 240 millones). Para eliminar a los agro-exportadores ricos, gobernantes nefastos dilapidaron la riqueza nacional, crearon una nueva oligarquía enriquecida con la corrupción en el Estado y empobrecieron al pueblo agrandando la brecha entre pobres y ricos.
Fueron los resultados y, se creó una cultura de descrédito de la necesidad de exportar con el disparatado eslogan de “vivir con lo nuestro”, sin comprender su falacia, el deterioro social y el estancamiento económico que originaba. La cultura a difundir es que si no se aumentan las exportaciones sostenidamente, el pueblo no saldrá de su empobrecimiento.

28/05/10
Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar

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ARGENTINA, ¿DEMOCRACIA JOVEN?

Algunos políticos y opinólogos autocompasivos, repiten que el descalabro político e institucional que sufrimos se debe a que nuestro país es una democracia joven, lo que es una pobre justificación y la ignorancia de los cambios políticos y sociales que se produjeron en el planeta en los últimos 150 años.
Argentina se independizó formalmente en 1817 y se organizó institucionalmente, con pensamiento democrático en 1853/60, hace 150 años.
Después de 1860, se integraron al pensamiento democrático, Francia, los países que se independizaron del imperio británico, Rusia, los que se independizaron de la Unión Soviética, los que estaban tras la cortina de hierro, Finlandia, España, Méjico, Israel, Turquía, Japón, Alemania, Italia, Portugal, etc. La mayoría son democracias más jóvenes que la nuestra y funcionan sin el desorden político e institucional argentino.
Argentina no es una democracia joven. Es un país mal estructurado constitucionalmente. La mala copia del sistema presidencial de EEUU, permite la aparición de Presidentes que alcanzan los extremos de los monarcas absolutos y autocráticos, impidiendo la organización de la república, afianzar el federalismo y la democracia representativa. Si no se enmienda la Constitución, seguirá el descalabro político e institucional.

28/05/10
Dr. Marcelo Castro Corbat
segudarepublica@fibertel.com.ar

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miércoles, mayo 26, 2010

¿QUIÉN DEBE GOBERNAR?

En los países democráticos, el gobierno es del pueblo. Nuestra Constitución dispone (Art. 22): “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución.” Debe interpretarse que el pueblo gobierna con sus representantes (los congresales) y que las autoridades no son sus representantes, sean ellas elegidas por el pueblo o designadas de acuerdo con los mecanismos constitucionales.
La primera Autoridad de la Constitución es el Presidente, que tiene a su cargo el Poder Ejecutivo. ¿Qué debe ejecutar? Lo que decide el pueblo por medio de sus representantes. La Constitución ha creado un presidencialismo “fuerte” y con la acumulación de facultades que le otorga, aparecen dos gobernantes: el pueblo y el Presidente. Si se produce un conflicto de poderes, el Presidente puede resistir el derecho del pueblo a gobernar por medio de sus representantes (los legisladores) y perturbar la independencia del Poder Judicial. Está sucediendo, y como la imaginación es fértil en argucias que bordean la ilegalidad, el gobierno y la sociedad se desordenan y paralizan.
El gobierno debe restituirse al pueblo, que es el que debe gobernar; el Presidente debe aceptar y cumplir lo que el Parlamento dispone; el conflicto de poder entre el Presidente y el pueblo es una aberración institucional. Hay que enmendar la Constitución, eliminando el presidencialismo “fuerte”.

25/05/10

Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
www.segundarepublica.blogspot.com

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