jueves, mayo 15, 2008

La justicia caerá sobre los corruptos

“No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague”.
El poder es la impunidad, dijo un publicitado personaje cercano a funcionarios en el poder, antes de suicidarse. La impunidad de funcionarios de máxima categoría en la administración pública, esta protegida por la autocracia que gobierna el país, que se ha convertido en un sistema de crimen organizado.
Según informaciones periodísticas, los jueces sufren presiones políticas para demorar expedientes de investigación penal a funcionarios o para dictar sentencias condenatorias. La negociación de los millones de dólares de Santa Cruz, girados al exterior, ha quedado judicialmente tapada a la ciudadanía. De ahí para abajo, las irregularidades son repetitivas. Las informaciones de la prensa, mencionan que los últimos jueces designados responden políticamente al actual gobierno.
La ciudadanía está expresando el rechazo a los abusos del poder y esto producirá el cambio de la actual conducción política, finalizará la impunidad del absolutismo y se penalizará administrativa y judicialmente a los beneficiarios de la corrupción.
El proceso está en marcha, y vencerá a pesar de todas las violaciones a la democracia y las amenazas de violencia físicas. El plazo está cumplido.

15/05/2008

Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar

N.B.: Se autoriza su difusión

martes, mayo 13, 2008

Democracia y control ciudadano

Todo mecanismo físico creado por el hombre, debe ser periódicamente revisado para constatar que funciona bien; es el control de mantenimiento. Las estructuras sociales para alcanzar sus objetivos, requieren organización, delegación, y control. Ni lo físico ni lo social pueden subsistir sin control.
La democracia, que académicamente es el gobierno del pueblo, es una ficción si el pueblo no puede controlar a sus representantes. Es lo que pasa en nuestro país. El pueblo vota a representantes designados por los partidos, que institucionalizaron la partidocracia, los que una vez nominados, designan despectivamente a la ciudadanía como la “gilada” y la ignoran. El último extremo fue la designación espuria de la actual Presidenta, por su marido.
Nadie controla la acción de los representantes y no existen mecanismos institucionales para que el pueblo pueda hacerlo. El vacío institucional entre los votantes y los políticos en el poder, imposibilita el control ciudadano.
Si el pueblo pudiera controlar a sus representantes, el conflicto de marzo del 2008 con el sector agropecuario, no se habría producido.
Los hechos demuestran que sin control, las estructuras sociales no son sustentables en el tiempo. Votaciones periódicas solo son una caricatura de la democracia. Los representantes del pueblo, votados en circunscripciones uninominales, deben ser conocidos, elegidos y controlados por el pueblo.

13/05/2008

Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepublica@fiberttel.com.ar

N.B.: Se autoriza su difusion