martes, febrero 12, 2008

Ganar batallas y perder la guerra

Hay signos en el espectro político nacional, que muestran la aparición de nuevos colores. Son faros de esperanza en un país políticamente destrozado que vive una caricatura de democracia. Se han ganado batallas electorales, pocas, pero algunas importantes. Ha sido en distritos donde la ciudadanía se rebeló contra la ineptitud y corrupción de sus gobernantes y superó la delincuencia en la votación.
Otra cosa es ganar la guerra. En Argentina no hay confrontación electoral ni respeto al ciudadano disidente. Hay guerra, de los que tienen el poder contra todos los que no los apoyan, utilizando el dinero público para comprar votos y dirigentes y amenazando para violentar voluntades, en una estructura de delincuencia organizada. A pesar del creciente deterioro del gobierno nacional, con el poder de fuego que tiene, gana la guerra.
Los demócratas de derecha e izquierda deben tenerlo claro.
La ciudadanía espera el resurgimiento de la derecha, a la que sigue respetando a pesar de los errores que cometió por su incomprensión del proceso de cambio de la cultura política. Para cumplir su rol debe tomar las banderas de defensa del pueblo, mejorar su calidad de vida y ser implacable con los corruptos.

12/2/2008
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar

lunes, febrero 11, 2008

Politicas de Estado o Nacionales

El divorcio entre la voluntad del pueblo y los que detentan el poder siempre termina mal. Con violencia en los gobiernos autocráticos o con el rechazo y reemplazo de los gobernantes en las democracias.
Se repite con monotonía que en Argentina faltan políticas de Estado, en energía, educación, geopolítica, salud, ciencia y tecnología, infraestructura vial, desnutrición, etc. Y es verdad. El craso error es creer que esos problemas los pueden resolver funcionarios políticos en el poder, desde sus escritorios, ignorando las políticas nacionales prioritarias que demanda la ciudadanía.
Las sociedades exitosas, se basan en políticas nacionales, que responden a las aspiraciones, necesidades y cultura del pueblo, que en nuestro caso, hoy pueden resumirse en dos: elevar la calidad de vida de la población empobrecida, mejorando salarios y penalizar la corrupción de los gobernantes.
Es moral y socialmente inadmisible que más del cincuenta por ciento de la población esté empobrecida por los gobernantes. Esto es repudiable.
La corrupción política y económica de dirigentes políticos en el poder, ha creado una cultura nefasta. Penetró en una sociedad avasallada, y algunos piensan que es un mal que no puede extirparse. Pero si no se elimina, no hay futuro de mejora ciudadana.
La política nacional es combatir el desquicio social y la crisis cultural.

11/2/2008
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar

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