La sociedad aparece con el agrupamiento de los seres humanos, todos diferentes, con distintos objetivos de vida, con supremas virtudes y lamentables defectos. Cuando políticos o ideólogos hablan de sociedad y de lo social, a menudo priorizan la importancia de estos conceptos sobre lo fundamental, que es el ser humano.
Esas virtudes, de esfuerzo creativo, de progreso material, intelectual y moral, de compromiso familiar, de respeto al prójimo, y de convivencia social, solo pueden florecer en libertad. El lento proceso de civilización cultural, va mitigando los defectos humanos, pero siempre existió y existirá una minoría dominada por perversiones mentales y de conductas que pretende violentar la vida del hombre y convertirlo en un dependiente del que detenta el poder.
La existencia de esa minoría, no puede justificar que se limite indiscriminadamente la libertad de los seres humanos. En la sociedad del siglo XXI, seguirá la lucha por la libertad individual, enfrentada con los abusos y corrupción de autócratas y poderosos.
Es una larga lucha, por la cultura de defender la libertad del hombre para que alcance sus objetivos de vida y espirituales, reconociendo y fortaleciendo sus virtudes. Todavía es una tarea que llevará décadas o siglos.
08/02/2008
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepública@fibertel.com.ar
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