En la reforma constitucional de 1994, la corporación política insertó el Art. 38, estableciendo que “Los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático”, con lo que se instauró en el país la partidocracia, gobierno por los partidos políticos y se eliminó la democracia del Art. 22, - “gobierno del pueblo por medio de sus representantes” -, porque el gobierno ahora, es de los representantes de los dirigentes de los partidos y no del pueblo.
Lo absurdo del Art. 38, se ha hecho palpable en las elecciones presidenciales y de legisladores del 28/10/2007, donde las boletas de partidos no cabían en las mesas, que en la provincia de Buenos Aires, transcurridos más de cuarenta días, no se terminó el escrutinio y que no pudieron jurar los nuevos legisladores. Esto sin mencionar el desconcierto del pueblo para decidir sobre su voto, considerando que lo corriente es que no conozca ni sepa a quien vota. El contubernio político es la constante.
El sistema democrático no funciona. El voto electrónico es una necesidad impostergable, pero la elección debe ser por circunscripción uninominal, y todos los legisladores, gobernadores e intendentes, deben obtener más del cincuenta por ciento de los votos emitidos o ir a una segunda vuelta para elegir entre los dos más votados.
No hay democracia si los partidos hurtan la voluntad del pueblo.
14/12/2007
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
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