El hombre genéticamente es un esforzado creador. Lucha para superar su ignorancia del mundo en que vive y las limitaciones que le impiden alcanzar la satisfacción de sus necesidades. Apareció el “homo sapiens” y el “homo faber”.
Los maravillosos avances sociales de nuestra civilización, producto del trabajo del homo sapiens y del faber, han generado corrientes políticas sociales, desvalorizando la trascendencia espiritual del esfuerzo. La expresión “ocio creativo” es una contradicción, porque donde hay creatividad no hay ocio.
El hombre se enaltece con el trabajo y si deja de trabajar pierde su lazo con la vida. Las religiones también lo exaltan, declarando que el hombre se santifica con el trabajo.
Pero no hay posibilidad de grandeza en el trabajo del hombre si no tiene libertad para responder al destino para el que fue creado. La libertad del hombre en permanente creación, es la condición necesaria para el avance de la sociedad, y la civilización.
A pesar de todos nuestros esfuerzos, comprender el mundo en que vivimos y alcanzar la paz interior del hombre no se ven cercanos.
20/11/07
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
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