Chávez, en su alucinación, quiere imponer el “Socialismo del Siglo XXI” al sacrificado pueblo venezolano. Oculta que la utopía comunista del siglo XIX produjo millones de muertos de hambre en el siglo XX, decenas de millones de muertos políticos en guerras internas en Rusia y China, masacres en el sur de Asia y en África y asesinatos en Cuba. Nada lo arredra: se arma para una guerra que no se producirá, esparce el odio, dilapida en corrupción interna la riqueza petrolífera, financia la corrupción política de gobiernos afines o de los que se han convertido en sus dependientes, como el argentino y propone proyectos impresionantes, económicamente inviables. Es un fantoche.
El Imperio, como él lo denomina, no invadirá Venezuela. Algo aprendió después de las experiencias de Viet Nam, Afganistán, Irán, etc. Dejará que el régimen se cocine en su propia salsa, destruyéndose a si mismo o redireccionando su ordenamiento socioeconómico por la presión social interna del pueblo, como sucedió en Rusia soviética, los países comunistas del este europeo, China, Viet Nam, o Libia.
Las sociedades y el hombre ya no soportan a dictadores y cada vez se rebelan con mayor fuerza en defensa de la libertad. Chávez caerá, por su corrupción e irracionalidad, con reforma constitucional o sin ella, solo es cuestión de tiempo. Desgraciadamente, el sufriente será el pueblo venezolano.
22/11/07
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
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