Se menciona que en Japón, cuando se diseña una plaza, no se fijan los caminos. Se deja que el público la transite y establezca los senderos. Después se trazan las veredas y los jardines, siguiendo los senderos.
En Argentina, el funcionario proyecta la plaza, las veredas y los jardines. Después tiene que poner defensas para que la gente camine por las veredas y no haga senderos en los jardines.
Son dos culturas: respetar la decisión ciudadana natural o imponer al ciudadano la decisión del funcionario, que en general comete errores, menores o mayores, porque no puede saber cual es la solución que prefiere el gran público.
La preeminencia de la voluntad del funcionario sobre la conveniencia o decisión de la ciudadanía es una constante en nuestra patria. El ejemplo dominante es el del Ministerio de Planificación nacional, cuyas decisiones están tomadas no pensando en lo que requiere el país, sino en el rédito político electoral y por lo que se lee en los diarios, por los beneficios que genera la corrupción.
Esa burocracia deformada, es funesta.
02/11/2007
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
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