La ley suprema de la Nación, es la Constitución Nacional y las leyes que en su consecuencia se dicten (Art. 31). Aprovechando resquicios constitucionales, el Congreso de la Nación ha dictado dos leyes trascendentes que violan la forma republicana de gobierno. La primera faculta al Poder Ejecutivo a modificar el presupuesto nacional aprobado por los representantes del pueblo, que no tiene antecedentes y que anula todos los mecanismos de control del gasto público.
La segunda, delega en el Poder Ejecutivo facultades legislativas autorizando decretos de necesidad y urgencia, que se emiten sin ningún tipo de control de la ciudadanía o de sus representantes.
El pensamiento vicioso, que Argentina necesita un presidencialismo fuerte, ha sido llevado a su extremo. Nuestro presidencialismo se ha convertido en una autocracia, que violenta lo que necesita y piensa el pueblo. La Corte Suprema de Justicia está politizada y no garantiza la forma republicana, ni los derechos ciudadanos.
Las normas constitucionales que permiten estos excesos autocráticos, deben ser enmendadas. El pueblo y la República no están a salvo de mayores violaciones.
7/2/2005
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
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