La Constitución Nacional vigente tiene dos fuentes de inspiración: el populismo (la sociedad es suma cero, y la mayoría sumergida no puede progresar) y la socialdemocracia (transición del capitalismo al socialismo). El primero se inicia en la década del 40 bajo el lema “justicia social” que se instala en el país con un poderoso aparato político. La segunda la inicia el radicalismo en 1957 con el Art. 14 bis. En 1994 se unen las dos fuentes (Alfonsín y Menem) y redactan la actual Constitución: populista y socialdemócrata.
No deben extrañar los 60 años de estancamiento de la Nación Argentina. Ni la injusticia social de pobreza y miseria, el retroceso en educación, salud, seguridad y previsión para la vejez, la violación de los derechos individuales, la destrucción de los sectores productivos y del federalismo, la aparición de la autocracia presidencial con expansión de la corrupción y las deformaciones del partido político dominante. No es casual.
No es aceptable el actual régimen político-institucional, que contraría el proceso mundial de progreso. La Constitución debe enmendarse.
29/9/2004
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
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