El centralismo de la ciudad portuaria de Buenos Aires, produjo la separación e independencia de la Banda Oriental de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
El predominio de Buenos Aires sobre el resto de las provincias se basó en el cobro a todo el país, de los derechos de Aduana. Este sistema fiscal unitario, hoy perdura, agravado con la creación de nuevos tributos que cobra el Gobierno federal en todo el país. El empobreciendo de las provincias, su despoblación por la emigración interna y la ficción de sus poderes políticos constitucionales, las hace dependientes de los recursos y disposiciones del Tesoro nacional.
Hay provincias con potencialidades económicas y humanas, que se expandirían si el Gobierno federal no las entorpeciera, y esto crea irritación ciudadana. Los últimos decenios muestran que los sistemas políticos centralizadores son superados por la fortaleza de los que defienden sus derechos, llegando a los extremos de la búsqueda de su independencia política. Argentina no es un mundo distinto, por lo que hay que restaurar el reconocimiento de la filosofía del federalismo, para evitar caer en el extremo.
La estructura de impuestos nacionales es un impedimento para la prosperidad. Social, política y económicamente no es sostenible.
29/05/08
Dr. Marcelo Castro Corbat
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