miércoles, octubre 03, 2007

Generar odio

En los últimos años de su vida, Perón reconocía que no había percibido el odio que su persona había despertado en parte de la población. Tenía el poder absoluto y seguidores incondicionales dispuestos a dar su vida por él, pero no pudo evitar el levantamiento cívico militar que lo destituyó.
Al ser humano se lo puede amenazar, perseguir, vejar y encarcelar. Lo que no se puede cambiar son sus reacciones. Contra el sistemático acoso y la violencia, inexorablemente se rebela rechazándolos. Juega su vida sin valuar el riesgo.
El autocrático actual Presidente, aprendiz de dictador, cada día infunde menos miedo. Nadie está dispuesto a dar su vida por él, parte de la población se crispa al escuchar sus enfoques absurdos sobre la realidad nacional e internacional, sus seguidores son mayormente corruptos beneficiados por el poder y que lo abandonarán cuando cambien los vientos. Su esposa, candidata a sucederlo, pronuncia discursos de barricada que a nadie le interesan ni son creídos.
El Presiente despierta rechazo en amplios sectores sociales, con el peligro que se transforme en odio. En defensa del país, de la libertad ciudadana, de las instituciones republicanas, y del progreso del pueblo, el Presidente debe cambiar, despertando de la ficción en que vive y que lo rodea.

03/10/2007
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar

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