Los ferrocarriles, YPF, la jubilación estatal, la flota mercante y aérea, los subterráneos, la corporación de transportes, fabricaciones militares, el IAPI, etc. se estatizaron con el lema de defensa de la soberanía nacional y la justicia social. Su corrupción y pérdidas resultaron insoportables para el país.
La educación estatal se ha convertido en un tema intocable, a pesar del deterioro nacional en que está ahogada. La educación es un servicio, vital para el futuro de nuestro país, y hay que organizarlo para que eleve el nivel de capacitación de los alumnos para la sociedad del siglo XXI y los eduque en los valores éticos y morales para la convivencia social.
Es un complejo problema de administración y conducción de los recursos humanos y materiales que requiere el servicio. Por la experiencia que vivimos, el actual Ministro Nacional de Educación, puede redactar un largo discurso sobre educación, pero carece de idoneidad para administrar y ordenar el servicio. El caso se repite con numerosos rectores universitarios y Ministros de Educación provinciales. Así son los deplorables resultados, a lo que se añade el destructor nivel de politización estudiantil y docente.
Responsabilizar a los padres de alumnos en la administración y el orden en los establecimientos educativos, permitirá a los docentes concentrarse en la educación. Esa responsabilidad es una obligación ciudadana inexcusable.
23/8/2007
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
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