Algunos políticos, intelectuales, constitucionalistas y opinólogos sociales mediáticos, sostienen que la organización del Estado argentino debe basarse en una estructura en la que el Presidente sea un hombre con fuerte poder, para conducir el país por el camino del progreso, la equidad y la armonía social. Creen que nuestra sociedad solo responde a gobiernos absolutos. No han captado que el pueblo en nuestro país ha cambiado.
No advierten que en el modelo de los Estados Unidos, el Presidente está fuertemente limitado por los Estados, el Congreso, la Corte Suprema y los ciudadanos, que defienden vigorosamente sus derechos y libertades. En Argentina las provincias y municipalidades son dependientes e implorantes del Presidente, el Congreso y la Justicia le responden con sumisión y los ciudadanos carecen de posibilidades de defender sus derechos y libertades. Nuestra estructura constitucional ha derivado, generando gobiernos absolutistas e incontrolables.
No se trata solo del hombre que ejerce la Presidencia. La posibilidad de excesos nace de la Constitución, errada copia de la de Estados Unidos, que permite la aparición de presidentes autócratas. La Constitución debe enmendarse, implantando el federalismo y el sistema parlamentario de gobierno.
31/7/2006
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
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