miércoles, julio 26, 2006

Del Disenso al Odio

En toda sociedad existe una proporción del pueblo que disiente con el gobernante. Esto es natural, porque siempre hay grupos insatisfechos con lo que el gobierno hace o por sus omisiones en resolver los problemas que los afectan. La democracia es el camino natural e institucional para que la sociedad encuentre la forma de atender los disensos de las minorías.
Cuando el disenso es repudiado, el pueblo se siente indefenso. Si los que disienten son tratados por los gobernantes como seres antisociales, guiados por egoísmos personales, e injuriados como antipatriotas, la reacción es de irritación. Si el gobernante acentúa duramente su ataque contra sus opositores, genera inevitablemente el odio, que se convierte en un sentimiento irreversible. Los absolutismos caen por el odio que generan. El ser humano no aguanta estar sistemáticamente acusado o vivir permanentemente amenazado. Reacciona.
Perón en su última Presidencia reconoció que no advirtió el odio que generó en la primera. El actual gobierno pretende el poder absoluto, destruyendo la cultura nacional y nuestro sistema institucional, con el riesgo de crear una corriente de odio con resultados impredecibles.
Deben respetarse las instituciones y al pueblo.

26/7/2006
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar

NB.: Se autoriza su difusión.

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