La tiranía comunista soviética no cayó por su grotesca ideología: que todos los hombres son iguales, con las mismas capacidades, que existe la lucha de clases y que el Estado debe intervenir para terminar con las desigualdades entre ricos y pobres. El colapso lo produjo el Estado omnipresente, corrupto e ineficiente, que con violencia pretendió organizar la vida de todos los habitantes, despreciando la esencial creatividad y esfuerzo del hombre para superarse y progresar. Es la historia de la ineptitud estatal para mejorar la vida humana.
China, Estado socialista, crece por las franquicias a los inversores extranjeros y chinos, convirtiéndose en un paraíso de corrupción de funcionarios y operadores. Hay 900 millones de pobres y los conflictos sociales están en sorprendente crecimiento.
En Argentina, el gobierno socialdemócrata o socialista o populista o autocrático o maquiavélico, está empeñado en estatizar actividades que fueron privatizadas por ser ineficientes, estancar sectores económicos, dilapidar plata, no admitir la creciente incapacidad de la burocracia estatal y no combatir la corrupción. Todo lo está soportando el pueblo y lo seguirá soportando. Hay que cambiar los gobernantes.
5/5/2006
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
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