viernes, diciembre 09, 2005

Indigentes subsidian a Pudientes

Cuando Perón estatizo los ferrocarriles y los subterráneos ya se había desatado la inflación, lo que llevó al gobierno a esconderla debajo de la alfombra, fijando tarifas que no compensaban el costo operativo. La pérdida de millones de pesos diarios fue subsidiada con impuestos, cobrados entre otros a pobres e indigentes del interior, que nunca verían los trenes ni subtes del Gran Buenos Aires. La irracionalidad era que los beneficiados del conurbano eran más pudientes que los pobres del interior. La falta de inversión y la corrupción destrozaron el transporte.
La masiva migración de pobladores del interior al conurbano agravó el problema.
En el año 2005, las tarifas están congeladas violando cláusulas contractuales con los concesionarios, pretendiendo ocultar políticamente la creciente inflación y subsidiando las pérdidas con igual mecanismo de coacción al interior del país y a pobres. Se sigue destrozando el transporte, caldo de cultivo de violencia.
Es uno de los hechos que crean una grosera deformación política para conseguir los votos del conurbano, decisivos para apoderarse del gobierno de la Provincia, del Federal y de otras provincias. El conurbano no debe seguir corrompiendo el país.

9/12/2005

Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
Centro Segunda Republica
Tel.: 4815-8584

N.B.: Se autoriza su difusión.

2 comentarios:

Louis Cyphre dijo...

es muy triste que a la larga siempre volvamos a los vicios de toda la vida

Dieguistico! dijo...

La historia de los pobres subsidiando a los ricos es larga como la propia historia argentina.
La devaluación del 2002 fue uno de los peores ejemplos de cómo se destruyeron los salarios y los ahorros de las clases medias y bajas para financiar los negocios de algunos pseudoempresarios con más capacidad de lobby que visión empresarial.
Pero hasta que el grueso de los argentinos no se percate de cómo le están metiendo la mano en el bolsillo y siga comprando espejitos de colores, vamos a ir cada vez peor.