TOLERANCIA POLÍTICA

Un sobresaliente argentino*, estudioso de la evolución de la política, menciona que en la autocracia la lucha por el poder es amigo contra enemigo absoluto, que es el odio para destruirlo, y que en  la democracia, el enemigo se convierte en rival tolerante con las diferencias políticas, que es la conducta de armonía social que se está imponiendo en el mundo.
  Argentina es un país con un presidencialismo fuerte, propenso a la autocracia y sus vicios. El actual gobierno defiende la intolerancia y violencia de los terroristas que desataron la guerra civil de los años 70; el delito de corrupción señala a muchos de sus miembros, que son encarnizados defensores de su poder; ignora sentencias de la Corte Suprema de Justicia y fallos de los Tribunales; dicta leyes cuestionadas por inconstitucionales o por usar resquicios legales interpretativos; el federalismo no existe; etc.
La tolerancia política es posible si ambos contendientes juegan limpio, pero el diálogo es imposible si uno de ellos es delincuente.  El pueblo argentino está harto de intolerancia, violaciones, mentiras y de restricciones a su libertad y creatividad. Es el único que puede armonizar el progreso social mediante su  voto, pero para ello, se debe desenmascarar a los perversos que mienten con  soluciones quiméricas y dividiendo la sociedad.
(* Mariano Grondona)

Dr. Marcelo Castro Corbat

Centro Segunda República

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