La revolución que destituyó a Irigoyen en 1930, superó la crisis mundial y Argentina volvió a ubicarse, en la década de los 40, entre los países de mayor ingreso per cápita, adonde llegaban inmigrantes de todo el mundo. El gobierno, de pensamiento de derecha, demostró ser un excelente administrador, pero desatendió el cambio en las expectativas políticas de la ciudadanía, lo que desembocó en la revolución de 1943. A partir de entonces la derecha se desintegró como pensamiento y objetivos, dejando un vacío que perdura sesenta años después.
El vació fue llenado por los peronistas con sus subdivisiones, que reconocen que no saben qué es el peronismo, por el populismo, el estatismo, el socialismo, la socialdemocracia, los piqueteros y caudillos, la corporación sindical, los empresarios cercanos al poder y los funcionarios corruptos. La política terminó siendo un cambalache y estancó el país.
La derecha tiene que reconstruir al país y esto implica cumplir con tres responsabilidades: la primera, sacar de la pobreza a su población; la segunda, exterminar la corrupción y los corruptos; la tercera, modificar la Constitución para eliminar la autocracia presidencial.
La derecha debe llenar el vacío político que dejó y no ser temerosa en desafiar los males que destrozan la República y el cuerpo social.
06/12/07
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
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