combustibles, bienes de consumo masivo, etc., se acabó porque al Gobierno la plata ya no le alcanza.
Ahora recurrirá a la emisión por el BCRA, después de haber esquilmado a los jubilados y organismos estatales, y generado el exilio del ahorro de los maestros, del servicio doméstico y de los medianos y grandes ahorristas. Desde La Quiaca hasta Ushuaia: invierten en monedas extranjeras o en “ladrillos”, creando la burbuja de precios de viviendas y alquileres.
Las inversiones nacionales o extranjeras para producir bienes y servicios de alta tecnología, abaratar costos para competir internacionalmente y elevar la calidad de vida del pueblo, carecen de significación.
En el Gran Buenos Aires, se incentivó el gasto en servicios públicos con precios inferiores a los que paga la población del interior del país. Para pagar los subsidios, el Gobierno aumentó los impuestos a todos los argentinos, ricos o pobres, pero sin investigar quienes reciben los fondos. Deben eliminarse.
Lo importante es que el “ajuste” no lo sufra el pueblo, sino los culpables: el Gobierno y el Estado, dilapidadores, ineficientes y corruptos.
Hay otros subsidios que deben ser eliminados, algunos transformados en crimen organizado, que comentaremos en próximos epigramas.
Dr. Marcelo Castro Corbat
Centro Segunda República
segundarepublica@fibertel.com.ar
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