jueves, septiembre 15, 2005

Clase Media

El nivel de empobrecimiento del pueblo argentino no ha sido cuantificado. Esquemáticamente, algunas referencias hacen estimar en el 55% los indigentes, los que están debajo del nivel de pobreza (incluidos los jubilados), mas la clase media que cayó en la pobreza; en el 30% la clase media cuyo nivel de vida está en continuo deterioro; en el 8% a la clase media que recompuso sus ingresos, y en un 7% a los se enriquecen con las irracionales decisiones del gobierno. En esta visión panorámica no sirve discutir si los porcentajes son más altos o más bajos. Es la brecha entre ricos y pobres.
La clase media fue motivo de orgullo de nuestro país y la componía más del 50% de la población. En la actualidad, una parte pasó a engrosar el número de los pobres y otra parte decae diariamente en su nivel de vida por el proceso inflacionario.
El gobierno hace malabarismos para esconder la tragedia de indigentes y pobres, sin resolver el tema. Es indiferente al proceso de destrucción de la clase media, que sólo puede mejorar recomponiendo sus ingresos, lo que requiere fuertes inversiones privadas, productivas y en servicios. Pero ideológicamente el gobierno está en contra. Utiliza la corrupción como instrumento de clientelismo político y enfrenta a los argentinos.

15/9/2005
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
Centro Segunda Republica
Tel.: 4815-8584

martes, septiembre 13, 2005

Caballo Regalado

La centenaria sabiduría popular expresa que a caballo regalado no se le miran los dientes. Este dicho significa en su sentido material, que no hay que investigar si el caballo es bueno o malo, porque si es malo, se lo abandona. También tiene un trasfondo ético, no investigar la procedencia legal o ilegítima del regalo y la exigencia al que lo recibe. Los planes trabajar se han convertido en una epidemia de inmoralidad.
El proceder infame del gobernante que da el regalo y la aceptación obligada por los que lo reciben, está sumiendo al país en un caos de deshonestidad, corrupción, destrucción cultural y malformación ciudadana. Esta catástrofe social la manipula el clientelismo político, que aprovecha las urgencias del pueblo para pervertirlo, conseguir su complicidad y asegurar su silencio. No se puede culpar al pueblo, ahogado por sus necesidades y empobrecido por la maldad e incompetencia de los gobernantes.
Al pueblo hay que reconocerle su dignidad y no destruirlo dándole huesos para entretenerlo, y que siga con los apremios que lo hacen dependiente de delincuentes. Hay que honrar el trabajo, y que los salarios cubran sus necesidades. Solo será posible con un fuerte incremento de inversión privada productiva y en servicios.

13/9/2005
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
Centro Segunda Republica
Te.: 4815-8584