Los últimos episodios de catástrofes por ineficiencias del Estado, que mezclan a Ministros, de corrupción, que se acercan a la Vicepresidencia y a la corporación sindical y las presiones sobre la administración de Justicia, muestran el descaro e ilícitos de los leguleyos para encontrar resquicios legales o procesales para pleitear defendiendo las graves fallas del Gobierno.
La ciudadanía es la convidada de piedra en este proceso descalificador: está abrumada por los episodios y contradicciones de esta telenovela en la que no tiene posibilidades de opinar, y carece de los representantes que establece la Constitución. Solo percibe que el deterioro institucional es creciente, que está socavando los valores ancestrales del la sociedad y que nada puede hacer para evitarlo.
El error institucional argentino es su Constitución, que creó el Presidencialismo “fuerte”, que degeneró en “autocracia”, y avasalla la inexistente división de poderes. La Constitución debe cambiarse.
Dr. Marcelo Castro Corbat
Centro Segunda República
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