En las sociedades políticamente democráticas siempre hay dos corrientes principales de pensamiento: a) los que sostienen que la sociedad está mal ordenada, permitiendo que algunos abusen de sus privilegios en perjuicio de la mayoría desprotegida, siendo necesaria la intervención del Estado para que haya justicia social; b) los que sostienen que la sociedad es un organismo en permanente evolución, que siempre existirán desigualdades, que el mejoramiento social es un proceso lento que sólo avanzará si la población trabaja esforzadamente para alcanzarlo sin esperar dádivas del Estado.
La corriente a) es señalada como la pata política de izquierda y la b) como la de derecha. Hay una tercera pata, de electores independientes, no comprometida con ninguna de las corrientes anteriores, que es mayoritaria y que vota alternativamente a cualquiera de ellas. Son las tres patas necesarias para que haya un proceso políticamente ordenado.
En Argentina, por trastornos políticos e institucionales, desapareció la derecha y el electorado debió votar a agrupaciones de izquierda, populistas, o estatistas. Los partidos percibidos como de derecha, tuvieron positivos resultados electorales, pero vida efímera. Basados en personalismos, no estructuraron un Mensaje convocante a la ciudadanía ni persistieron en el esfuerzo político. El país necesita el equilibrio de la pata política de derecha.
01/03/10
Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
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