Argentina está sufriendo los estropicios propios de un huracán que destruye todo lo que encuentra a su paso y su nombre es Cristina, reforzada con su claque de aplaudidores, defensores, alabadores y legisladores que buscan su provecho personal.
Viola derechos constitucionales: trabajar y ejercer toda industria lícita, comerciar, salir del territorio argentino, disponer de su propiedad, asociarse con fines útiles, destruyendo el federalismo;- dilapida los recursos públicos, abruma a la ciudadanía con impuestos y la empobrece con la inflación, traba las exportaciones, destruyó el stock ganadero, la moneda, la administración del Estado, el transporte público, el sistema energético, la producción de combustibles, la educación, la salud y la vivienda;- defiende la corrupción y el latrocinio, miente sobre los datos estadísticos del país, y deforma las causas del estancamiento económico y social;- enfrenta a la sociedad argentina con la estéril ficción de dividirla en ricos que esclavizan a pobres.
La ciudadanía ya ha expresado su rechazo a esta catástrofe política y demanda un cambio: no busca un salvador de la Patria, sinó a un dirigente sensato que no prometa reparar los destrozos en el corto plazo.
Ese dirigente debe definir las prioridades nacionales para el mediano y largo plazo, tener un programa y no improvisaciones, y debe ser valiente.
Dr. Marcelo Castro Corbat
Centro Segunda República
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NB: Si vive en Argentina necesitamos recibir su opinión. Si coincide, difúndalo.
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