El éxito y el fracaso son trampas en la vida del hombre.
El éxito lo convierte en un ser indefenso porque anula las defensas que necesita para prevenir y enfrentar las inevitables frustraciones o crisis que se presentan en la vida de todos los seres humanos. El fracaso es un accidente en la vida, que anula al hombre si le apaga el fuego sagrado de luchar por lo que para él, son los objetivos de su vida.
Vencer ambas trampas requiere estabilidad emocional para no ser atrapado por los cantos de sirena de los éxitos, siempre pasajeros o por la adversidad de los fracasos, siempre circunstanciales. La historia humana está llena de ejemplos de seres que no cejaron en sus esfuerzos para lograr los objetivos de sus vidas, corrigiendo sus debilidades y fortaleciendo su voluntad con esfuerzo y muchos renunciamientos.
Alcanzar los objetivos de vida es siempre una construcción personal, en la que nadie puede ayudar. Es inútil echarle la culpa a los desequilibrios sociales, o a la perversidad de “los otros”. La genética del ser humano es la creatividad, y para desarrollarla se requiere persistente esfuerzo, voluntad y estabilidad emocional. Es la cultura de todos los seres humanos.
“Con el sudor de tu rostro comerás el pan”, no es una maldición bíblica:
es una bendición que otorgó al hombre su inagotable creatividad.
Dr. Marcelo Castro Corbat
Centro Segunda República
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