El crecimiento de la población hace imposible la organización centralizada de los países. Pretender que los funcionarios de un Gobierno Central o unitario puedan conocer y resolver a distancia los miles de temas que afectan la vida de los ciudadanos, es una quimera generadora de las trágicas y deformantes migraciones internas de nuestro país, el empobrecimiento de los pobladores del interior y su carencia de servicios esenciales para la vida.
El origen está en el incumplimiento del federalismo dispuesto por la Constitución (Art. 1.) El gobierno central o “federal” se queda con más del 70% de la suma de los impuestos de exportación, de los indirectos y de los directos, transfiriendo a provincias, financieramente ahogadas, menos del 30%, y endeuda al país tomando préstamos millonarios. Es una orgía de plata que dilapida.
Provincias ahogadas retacean fondos a los municipios, por lo que “asegurar el régimen municipal” (Art. 5) “asegurando la autonomía municipal y reglando su alcance y contenido en el orden institucional, político, administrativo, económico y financiero” (Art. 123) son dos sarcasmos. Hay que desbaratar el dañino sistema impositivo para que los municipios sean centros de prosperidad.
Dr. Marcelo Castro Corbat
Centro Segunda República
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