La legislación laboral dispone con carácter general la jornada diaria de ocho horas de trabajo.
La realidad para el trabajador es otra si se computan las horas que debe emplear en viajar desde su domicilio hasta el lugar de trabajo. Lo habitual es que deba tomar más de un medio de transporte, lo que demanda esperas y el tiempo del viaje de ida y vuelta. Es corriente que el tensionante viaje demore más de una hora y cuando llega a dos horas diarias, la jornada laboral se convierte en 12 horas diarias. El trabajador llega exánime, come y duerme para poder trabajar el día siguiente. Es ignominioso.
El transporte para los trabajadores está colapsado. Aparecen dos responsables: -el Ministerio de Planificación, que ignora las pérdidas económicas que genera la dilapidación de millones de horas útiles de los asalariados y su deterioro humano;
- y la corporación sindical, que no se preocupa de mejorar la vida de los asalariados para evitar conflictos políticos con el Gobierno.
Este problema perjudica a la economía dificultando la vida y progreso del personal, a la sociedad por su impacto en la familia y al ser humano, atrapado en un sistema de transporte infrahumano.
Dr. Marcelo Castro Corbat
Centro Segunda República
segundarepublica@fibertel.com.ar
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1 comentario:
este país es un poco mas grande y complicado que capital federal.
Lo que pasa en una megapolis, no necesariamente se repite en otras ciudades medianas o pequeñas. Sin ir mas lejos, yo camino 20 minutos (en verano, para no transpirar) por lo que mi jornada laboral sería 8:40, en el mas caluroso y húmedo de los casos
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