El Estado es una creación legal de la sociedad para defenderse de ataques externos a su territorio y a sus bases culturales, para dirimir en los conflictos inevitables entre los habitantes, remediar catástrofes y cubrir necesidades básicas sociales no satisfechas. Nadie cuestiona la existencia del Estado, y por ser una creación social, el Estado no necesita de defensores.
El explosivo crecimiento de la población y de los medios de información, mostraron crisis sociales estructurales, lo que derivó en la falseada ideología de que el Estado debía resolver todos los problemas. El comunismo explotó, las socialdemocracias (cubrir las necesidades desde la cuna a la tumba) se convirtieron en partidos de centro, pero perduran el trágico populismo, un titulado “progresismo” y el fanatismo ideológico de izquierda.
Populistas o progresistas defienden agresivamente el paquidermo estatal y su intervención en la economía y en las libertades ciudadanas. Lo que protegen es su poder en un Estado amorfo para su beneficio personal, siendo intrínsecamente venales y corruptos. A nuestro país, le cuesta más de sesenta años de empobrecimiento. Los violentos de izquierda son minoritarios, paranoicos de difícil curación, ávidos de poder y socialmente peligrosos.
Vencer al populismo necesita apoyo ciudadano al mensaje que le asegure su prosperidad. Los paranoicos son democráticamente irrecuperables.
Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
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