Según la Constitución, la Nación Argentina adoptó para su gobierno la forma federal. Desde su establecimiento, hace más de 150 años, las atribuciones concedidas al Gobierno federal, ampliadas en las reformas de 1957 y 1994 hicieron desaparecer la forma federal, convirtiéndola en una forma unitaria. No importa debatir las razones o sinrazones que derivaron en el unitarismo.
El resultado es que el Gobierno federal se inmiscuye en todas las actividades de las provincias, sus municipios, sus habitantes, sus economías, su cultura, su salud, su educación, su medio ambiente, etcétera. Duplica e interfiere costosamente en organismos ya existentes en los Estados provinciales. Para hacerlo, usa las facultades constitucionales y fundamentalmente el manejo de los dineros públicos, distribuidos arbitrariamente con sentido electoral, por los que detentan el poder federal.
Las atribuciones propias, exclusivas e indelegables del gobierno federal son: las relaciones exteriores; la defensa armada de la Nación; controlar el cumplimiento de la Constitución y disponer de su propia hacienda con recursos aportados por las provincias. Las atribuciones relacionadas con la vida y quehacer de los habitantes del territorio nacional, deben restituirse a los Estados provinciales y sus municipalidades.
30/8/2005
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
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