El peronismo, hoy designado justicialismo o con otros nombres, ofreció a la ciudadanía la justicia social distribuida por el Estado, cuya prédica funesta ilusionó al electorado. Los gobiernos posteriores a Perón, salvo cortos períodos, fueron populistas, estatizantes o socializantes, intentando ser más peronistas que Perón, lo que sigue repitiéndose. Como era inevitable, la justicia social quedó arrastrándose en el barro de la miseria e indigencia, sumada al desenfreno de la corrupción política.
Argentina y parte de sus habitantes han sido pervertidos por el mensaje que la prosperidad puede alcanzarse sin esfuerzo, que el Estado es un juez justo que cuida por todos, que impide que malvados esclavicen a pobres, que todos tienen derechos pero sin responsabilidades, que la corrupción es natural al ser humano, que la educación y los valores culturales están en segundo rango social, que las inmensas riquezas del país alcanzan para todos, pero están mal distribuidas. Todo, obra de ilusos y tecnócratas, en escritorios colmados de papeles irreales, que consideran torpes a los ciudadanos.
La lucha política a enfrentar es terminar con la violación del derecho humano a progresar, a elevarse culturalmente y a insertarse en el avance mundial de la sociedad.
25/8/2005
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
Centro Segunda Republica
Tel.: 4815-8584
1 comentario:
muy buen post, lamentablemnete en la Argentina somos todos peronistas...
Publicar un comentario