Algunas naciones están combatiendo la corrupción con suerte diversa; sin cambiar la matriz, los triunfos serán transitorios. Los gobiernos autocráticos necesitan reclutar a funcionarios, políticos, empresarios, y dirigentes sindicales incondicionales y proclives a la corrupción. Con esa pandilla, apropiarse y disponer de los bienes del Estado para enriquecerse y dar dádivas o limosnas a sectores de la ciudadanía necesitados, para comprar sus votos y ganar elecciones, lo que es una caricatura de la democracia.
Si esa caricatura es repudiada por la ciudadanía, el gobierno autocrático y corrupto impone de hecho una dictadura, que durará hasta que se produce el rechazo masivo del pueblo.
La corrupción generalizada en el Gobierno sin sanción a los delincuentes, es incompatible con la democracia, la prosperidad del pueblo y la armonía social. Es responsabilidad del Parlamento controlar al Ejecutivo y de la Justicia penalizar a los corruptos.
Dr. Marcelo Castro Corbat
Centro Segunda República
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