Cuando un pueblo ha perdido la esperanza de mejorar su vida, se vuelca al socialismo. El socialismo latinoamericano es inexistente en los países donde la ciudadanía año a año ve que su vida mejora y tiene esperanzas, como sucede en los países que progresan, donde los partidos de centro izquierda son, con distintas prioridades, coincidentes con los de centro derecha.
El socialismo necesita señalar al enemigo del pueblo que por maldad lo tiene en la pobreza, organizar la lucha social contra el enemigo y las estructuras que lo sostienen, y con ello promete que el pueblo mejorará. Es un discurso fácil, pero fracasado mundialmente, generador de violencia y mayor empobrecimiento, pero los indigentes lo apoyan por carecer de alternativa.
No debe extrañar el triunfo socialista en Bolivia, que hará mucho mal.
Para el progreso social se requiere orden, que es incompatible con la cultura Latinoamericana del presidencialismo absolutista y sus derivaciones, el poder del Estado, la corrupción y las violaciones a la libertad ciudadana. Es un problema institucional, no de indigenismo.
El ser humano necesita percibir que va saliendo de la postración y tener una luz de esperanza, lo que disminuirá las tensiones sociales. Es el desafío que en cada país enfrentan los dirigentes políticos.
02/02/2009
Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
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