Los dos grandes imperios europeos de los siglos XVI al XIX fueron el español y el inglés en los que “no se ponía el sol”. La estructura política de ambos eran inversas y la diferencia conformó culturas cívicas y sociales en las colonias que perduran en el siglo XXI.
El absolutismo de España se trasladó a las colonias hispanoamericanas que, después de la independencia, crearon repúblicas presidencialistas vulnerables al absolutismo. La evolución política de nuestros países es una sucesión de quiebres institucionales, enfrentamientos sociales y abusos de poder. En Inglaterra, el gobernante era designado por el Parlamento, elegido y controlado por los ciudadanos; sus colonias cuando se independizaron adoptaron ese sistema de límites al gobernante, lo que permitió a los nuevos países una evolución política ordenada.
España en el siglo XX terminó con el absolutismo, pero Hispanoamérica lo mantiene con la ficción constitucional del presidencialismo fuerte, causa de nuestros desquicios.
Nuestros desórdenes políticos y revoluciones se originan en la presencia de presidentes autócratas que violentan las libertades de los ciudadanos, se aferran al poder, producen luchas fratricidas, impiden el progreso y mantienen en la pobreza al pueblo. El sistema presidencial debe descartarse.
19/11/2008
El absolutismo de España se trasladó a las colonias hispanoamericanas que, después de la independencia, crearon repúblicas presidencialistas vulnerables al absolutismo. La evolución política de nuestros países es una sucesión de quiebres institucionales, enfrentamientos sociales y abusos de poder. En Inglaterra, el gobernante era designado por el Parlamento, elegido y controlado por los ciudadanos; sus colonias cuando se independizaron adoptaron ese sistema de límites al gobernante, lo que permitió a los nuevos países una evolución política ordenada.
España en el siglo XX terminó con el absolutismo, pero Hispanoamérica lo mantiene con la ficción constitucional del presidencialismo fuerte, causa de nuestros desquicios.
Nuestros desórdenes políticos y revoluciones se originan en la presencia de presidentes autócratas que violentan las libertades de los ciudadanos, se aferran al poder, producen luchas fratricidas, impiden el progreso y mantienen en la pobreza al pueblo. El sistema presidencial debe descartarse.
19/11/2008
N.B: Si coincide con el mensaje, debe transmitirlo a la ciudadanía.
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