El hombre es el núcleo de la sociedad humana. Es el permanente creador, inquisidor, transformador, soñador, egocéntrico, esforzado y luchador. Siempre está y estará insatisfecho por no poder organizar la comunidad para evitar las distorsiones que existen en el cuerpo social, ni poder concretar cabalmente sus ideales personales.
Para superar la primera insatisfacción, desde hace cien años, hay políticos que insisten en organizar la quimera del Estado benefactor, que generaría el bienestar general en toda la población, distribuyendo equitativamente la riqueza, dando a unos lo que saca a otros, mecanismo catalogado como sociedad de suma cero. Para lograrlo, el Estado debe controlar todas las actividades sociales y económicas lo que crea un monstruo que restringe la libertad y convierte al ciudadano en un prisionero dependiente del Estado. Por las experiencias vividas, el Estado es incapaz de producir el bienestar general y el progreso social.
El hombre se encoleriza contra lo que le impide alcanzar sus ideales, siendo los más obsesivos su independencia personal y el respeto a su dignidad.
Ignorar esta realidad deriva en conflictos humanos. El mejoramiento social y concretar los ideales personales es una lenta y dura tarea del hombre en libertad. El Estado debe concentrarse en vigilar el respeto a la dignidad.
30/6/2008
Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
N.B.: Se autoriza su difusión
No hay comentarios.:
Publicar un comentario