Con la mitad de la población en la pobreza o indigencia, la caída del nivel de vida de la clase media y el ejército de desocupados, no se puede esperar la recuperación del país.
El gobierno no hace nada efectivo para modificar esta situación. La mejora que muestran algunos indicadores económicos es producto de la coyuntura internacional favorable para algunos de nuestros productos primarios y del tipo de cambio devaluado, que impulsa algunas exportaciones a costa del deterioro del sector asalariado y de la caída de la inversión del sector privado productivo y de servicios.
La existencia de decenas de miles de pordioseros pululando en las calles de todas las ciudades del país, y de millones de ciudadanos sostenidos con míseras jubilaciones y planes trabajar, es una perversidad inaceptable. El gobierno está presidiendo la miseria del pueblo y no parece preocupado para que este escenario cambie. Los discursos electorales son ficciones de defensa del pueblo.
Hay un solo camino para terminar con la miseria, que es producir un fuerte aumento de las inversiones del sector privado, que absorba la desocupación y termine con el nivel de pobreza y miseria, pero el gobierno marcha en sentido contrario.
5/7/2005
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
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