El sistema impositivo argentino es infernal. El Gobierno Federal con una irresponsabilidad rayana en el delirio, impone al pueblo contribuciones de todo tipo, sin medir el perjuicio económico y social que produce. Los legisladores, sin análisis, aprueban lo que les envía el Ejecutivo. Esos impuestos sostienen el poder político central, su incontrolable crecimiento, la dilapidación, la corrupción y el vasallaje de las provincias. El pueblo está ignorado, sufriendo las consecuencias.
La coparticipación impositiva se ha convertido en una pelea por la caja, entre el gobierno central y las provincias, y también entre ellas. Esta pelea degeneró en la parálisis del Congreso, violatoria de la Constitución Nacional, que establece: “Un régimen de coparticipación y la reglamentación del organismo fiscal federal, serán establecidos antes de la finalización del año 1996; no podrán modificarse la distribución de competencias ni la distribución de recursos sin la aprobación de las provincias, hasta el dictado del régimen de coparticipación”.
Afortunadamente el régimen no se ha dictado, pues ello legalizaría la arbitrariedad del gobierno federal en imponer contribuciones. El sistema es absurdo.
13/6/2005
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
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