La yunta de la corporación sindical con los gobiernos “justicialistas” se adueñó desde hace 65 años, de las banderas de la “defensa de los trabajadores” con distintas propuestas, entre ellas aumentar su capacidad de consumo. ¿Quien podría estar en contra?
Perón, con la plata acumulada durante la II guerra mundial, a partir de 1945 lo consiguió: los trabajadores portuarios iban en taxi, desde Liniers al puerto. Fue la época de oro, añorada por los peronistas En 1950 la plata se acabó con la crisis interna, pero la evocación sigue hasta el 2012.
El consumismo requiere: -intervención estatal en la economía; -fijar el precio de los productos, servicios y salarios nominales; -emitir moneda; -privilegiar el consumo interno controlando importaciones y exportaciones; -fijar el valor del dólar, -incentivar el gasto; -reducir el ahorro y la inversión, etc. Como el Estado es incapaz de aumentar la producción, su intervención deteriora la economía, y la política consumista es insostenible en el tiempo. Se produce el estancamiento del producto bruto interno lo que mantiene en la pobreza a los “trabajadores”.
El camino para “defender a los trabajadores” es que el sector privado invierta para producir más bienes y servicios exportables, lo que aumentará los salarios reales, su poder adquisitivo y absorberá desempleados.
Dr. Marcelo Castro Corbat
Centro Segunda República
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