El Congreso Nacional rechazó el proyecto de ley enviado por la Presidenta ratificando las Resoluciones Ministeriales que establecían impuestos (retenciones) en violación a la Constitución.
La Presidenta, su marido y los cercanos al poder, consideraron el tema una prioridad política con los más diversos argumentos. Hubo una cacería de votos de legisladores, con presiones y contraprestaciones. Se pretendió cambiar la opinión pública, difamando a los opositores. Nada sirvió.
Los medios de comunicación suponen que la Presidenta parece vivir en otro país. Están equivocados. Ella sabe el Poder que continúa teniendo y que todos temen derrocarla. La defienden el poder del presidencialismo de la Constitución, el centralismo político y económico, la destrucción del federalismo y la ficción de representación del pueblo. En los años que faltan, muchas astucias, dobleces y perfidias le pueden ser exitosas.
En el sistema parlamentario, un rechazo del Congreso a una iniciativa del Jefe del Ejecutivo, produce automáticamente su renuncia, y la designación de un reemplazante. El orden institucional se mantiene sin alteraciones. La gran diferencia con el sistema presidencial es que el Ejecutivo tiene que ajustarse a lo que resuelve el Parlamento, el que controla su cumplimiento.
23/07/08
Dr. Marcelo Castro Corbat
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